A la afligida cautiva Mi caballo le ofrecí. Era un pingo que adquirí Y donde quiera que estaba
En cuanto yo lo silbaba, Venía a refregarse en mí. Yo me lo senté al del pampa, Que era un oscuro tapao,
Cuando me hallo bien montao De mis casilJosé Hernández en la voz de Martín Fierro:
las me salgo, Era un pingo como galgo que sabía correr boliao.
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